miércoles, 2 de diciembre de 2009

Horacio Coppola, en Cádiz

Hasta el 10 de enero se exhibe en el Castillo de Santa Catalina, en Cádiz, una retrospectiva del fotógrafo argentino Horacio Coppola, quien a los 103 años es una figura mítica de la cultura porteña de Buenos Aires. La muestra incluye 59 fotografías tomadas entre 1920 y 1940, y cuatro cortometrajes.

Laura Fernández Ordaz, directora de Arte y Tecnología de la Fundación Telefónica, organismo que patrocina el evento, explicó que la exposición se divide en tres etapas de trabajo del fotógrafo. En las fotos de la primera parte “se detectan pasos hacia la modernidad en Buenos Aires y se observan los ecos de la innovación en Europa, el cubismo, el constructivismo, con homenajes a Picasso, Juan Gris o Borges”.
La segunda etapa de trabajos corresponde al período que el fotógrafo pasó en Europa, desde los comienzos de la década del 30. Allí hizo un recorrido en busca de nuevas formas de experimentación. En Alemania vivió la paradoja de la expansión vanguardista en el arte y del avance nazi. Llegó a inscribirse en la célebre escuela Bauhaus, donde conoció a Grete Stern (quien sería su esposa) antes de que la escuela fuese clausurada por los nazis en 1933. Luego de esa experiencia, Coppola pasó un tiempo en París.
De su viaje a Europa, también se exhibe el film Traum (realizado en Alemania e inspirado en las ideas de la Bauhaus), Un dique del Sena (realizado en París), A Sunday in Hampstead Heath (producido en Londres) y un homenaje al cubismo.
Además, la exposición que se lleva a cabo en Cádiz albergará la emblemática serie Buenos Aires, encargada al fotógrafo en 1936 por la municipalidad de la capital argentina con motivo de los 400 años de la fundación de la ciudad. Muchos aseguran que aquella fue una de las primeras “miradas modernas” sobre la ciudad.

“Caminar por Buenos Aires era una forma de conversar y una manera de cultivar la amistad –recordó Coppola en una entrevista a un diario argentino–. Veíamos la ciudad como un paisaje escurridizo en el que había que estar atento a sus personajes, a los objetos fortuitos en los que si uno sabe mirar encuentra mil formas insólitas. Mi primera aventura fue descubrir las perspectivas geométricas, las simetrías y sombras que dibujaban las siluetas negras de hombres de espaldas, aferrados a sus periódicos sin que se les moviera el sombrero. La Leica (cámara fotográfica) siempre lista, colgada al cuello. Cuando bajaba el sol, tomábamos la calle Corrientes a la altura de Once y llegábamos hasta Chacarita unas cuantas horas después”.

"Desde mi ventana -viendo con ansia y maravilla- miro lo real iluminado: encuentro -desde un punto de vista dado- una imagen, por así decirlo, de mi mundo propio. Cuando de los infinitos puntos de vista posibles desde mi ventana elijo ese que es para mí el más esencial y revelador de lo real presente, mi imagen es una imagema. Ahora, con la cámara fotográfica, me posesiono de esa imagen. Soy fotógrafo”.



(Horacio Coppola)
Fuente: Americalate

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